El colchón financiero ante la crisis sanitaria del coronavirus: ¿cómo de preparado está el euro?

  • 26 marzo 2020
Euro

Los índices de gestores de compras (PMI) son unos indicadores macroeconómicos basándose en una encuesta mensual de las empresas más representativas con una elevada correlación con el PIB y el empleo como se observa en el gráfico posterior de Alemania. Esta semana hemos conocido los datos de marzo y anticipan una recesión al menos igual de intensa que la de 2008. Y es muy probable que el dato de abril sea peor ya que las medidas de confinamiento en el país germano empezaron muy avanzado el mes de marzo. El debate sobre la recuperación es muy prematuro ya que aún no somos capaces de ver el suelo de la caída y eso va a determinar los destrozos generados por el virus en la economía, igual que sucede tras un tsunami

En un post anterior comenté la importancia de las medidas anunciadas por el BCE para que los bancos dispongan de liquidez y de margen de capital para atender las necesidades de liquidez de las pymes y los autónomos. La línea de avales que ha aprobado el Gobierno, al igual que están haciendo el resto de socios europeos, reforzará esa acción. El crédito comercial supone aproximadamente el 30% del PIB y es clave que las pymes y autónomos puedan cobrar sus facturas pendientes para poder pagar a sus proveedores. Si ese canal crediticio colapsa, las empresas no podrán pagar a sus trabajadores y la destrucción de empleo será mucho más intensa. 

El otro punto más vulnerable a la crisis que hay que preservar es la financiación de la deuda pública. En el cuadro anterior se observa el fuerte aumento de la deuda pública que provocó la crisis anterior. Durante los años de recuperación desde 2013, los países periféricos apenas han reducido la deuda, a excepción de Irlanda y en menor medida Portugal. Y empiezan esta crisis con niveles de deuda pública muy elevados con respecto a 2007. 

La caída del PIB y del empleo provocarán un intenso descenso de los ingresos públicos y un fuerte aumento del gasto por desempleo. Esto es lo que en la jerga de los economistas se denominan estabilizadores automáticos del ciclo, que los manuales de economía recomiendan para suavizar los efectos de la recesión sobre la tasa de paro. En 1930, el presidente Hoover en EE.UU. mantuvo la regla de déficit cero y la caída de ingresos forzó al Gobierno a reducir el gasto y la inversión pública a la vez que las familias reducían su consumo y las empresas su inversión. Ese error de política económica fue una de las causas de la Gran Depresión. A este aumento del déficit público hay que sumar las medidas discrecionales que tomen los gobiernos: avales a créditos a empresas, rentas mínimas, bajadas de impuestos, inversión pública etcétera.

El riesgo, como sucedió con Grecia en 2010, es que el país no pueda financiar su aumento del déficit público y de la deuda pública y que el contagio provoque otra crisis sistémica del euro. El BCE es clave ya que, en la actualidad, compra deuda pública de los países y mantiene bajas las primas de riesgo. En el gráfico inferior se observa que los bancos españoles han reducido su exposición a la deuda pública española en 80.000 millones de euros desde 2014. Ese colchón junto a las compras del BCE pueden mantener durante un periodo la capacidad del Tesoro Público para financiar el fuerte aumento del déficit que se prevé. Fuera del euro y sin la participación del BCE y del sistema bancario, el Gobierno no podría aprobar todas las medidas que está tomando y la tasa de paro y de pobreza en España se dispararía.

Fuente: Banco de España

Fuente: Banco de España

El debate ahora en el Eurogrupo es si activar el fondo europeo MEDE para que este financie parte de los déficits de países con elevado endeudamiento. Lamentablemente el acuerdo aún se ve muy lejos. El gobierno alemán es reacio a mutualizar riesgos, igual que en la crisis anterior y, en Italia, el primer ministro Comte lo defiende en Bruselas pero su socio Cinco Estrellas rechaza solicitar ayuda al MEDE y Salvini en la oposición también. La clave para que los italianos aceptaran sería que este mecanismo tuviera una condicionalidad muy suave y vinculada a luchar contra el virus y la recesión y no a hacer recortes de déficit como sucedió entre 2010 y 2012. 

José Carlos Díez

Director del Observatorio sobre la Realidad Financiera