Hasta hace poco, la gestión ambiental en las empresas era vista como un objetivo secundario. Sin embargo, en los últimos años las compañías han ido desarrollando nuevas estrategias que permiten reducir su impacto medioambiental y mejorar su desempeño en términos de sostenibilidad. Una estrategia clara que está ganando interés en esta dirección, no solo en las empresas sino también entre los inversores, es la emisión de los bonos verdes.
Hoy en día, la emisión mundial de bonos verdes asciende a un valor trimestral récord de 210.000 millones de euros para el primer trimestre de 2021, 3,5 veces más que en el mismo período del año anterior. El valor total de todos los bonos verdes y sostenibles en la actualidad asciende a 1,2 billones de euros, un 20% más que a finales de 2020.
Pero, ¿qué es un bono verde y para qué se utiliza?
Para comprender las implicaciones debemos entender el concepto de “bono”. Los bonos, al igual que las acciones, son productos financieros que utilizan las empresas o instituciones públicas para financiar sus proyectos. Cuando compramos un bono entregamos una cantidad de dinero a la entidad emisora, la cual se compromete a devolvérnosla al final del plazo establecido junto a un interés (el beneficio que obtendremos de la operación), es decir, le estamos concediendo un “préstamo” al emisor. En cambio, una acción representa una parte alícuota del capital social, por lo que al comprar una acción nos convertimos en socios de la empresa, contrayendo una serie de derechos y obligaciones.
En este sentido, los bonos verdes son títulos de crédito emitidos por instituciones públicas o privadas bajo el compromiso de invertir en un proyecto verde o sostenible o, dicho en otras palabras, son bonos que se venden a inversores cuyo dinero debe ser destinado a la financiación de proyectos sostenibles y comprometidos con el medio ambiente. Por lo tanto, su objetivo es apoyar la transición hacia nuevos modelos de negocio más sostenibles y comprometidos con el medio ambiente.
A los fines de regular este tipo de productos existen unos “Principios de los bonos verdes”, publicados por la International Capital Market Association (ICMA). Entre sus puntos se encuentran las categorías elegibles de proyectos verdes, entre los que se incluyen energías renovables, eficiencia energética, transporte limpio, entre otros. Por supuesto, y de cara a la tranquilidad del inversor y en beneficio de la transparencia, también se regula el proceso de evaluación y selección de proyectos (tipo de proyecto, objetivos y criterios utilizados para la toma de decisiones), la gestión de los fondos y el modelo de comunicación y seguimiento de los proyectos.
Los bonos verdes en España
En 2014 Iberdrola se convirtió en la primera empresa española en emitir un bono verde, posicionándose en un modelo de referencia internacional en este tipo de financiación. En la actualidad, continúa siendo el grupo empresarial líder en emisión de bonos verdes en el mundo, con más de 13.000 millones de euros, emitidos en un total de 18 operaciones desde que comenzó su actividad en este tipo de operaciones.
En la actualidad, y según datos recogidos por Dealogic y Refinitiv, CaixaBank se ubica como líder emisor de bonos verdes, sociales y sostenibles (ESG en inglés) en España y Portugal para el primer trimestre de 2021, habiendo participado en la emisión de éstos por valor de 6.750 millones de euros. Asimismo, destacan las emisiones de Iberdrola, Telefónica, EDP y la Comunidad de Madrid.
En conclusión, los datos parecen demostrar que las empresas están cada vez más concienciadas sobre la necesidad de contribuir activamente con la transición ecológica y proteger el medioambiente y los bonos han ido adquiriendo cada vez más importancia en esta estrategia. En este campo, las empresas españolas están jugando un papel muy relevante.
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