Uno de los temas de los que se habla últimamente en torno al funcionamiento del sector bancario y la remuneración del ahorro es sobre la competencia en el sector bancario en nuestro país frente a la concentración del mercado, en relación con nuestro entorno.
Para aportar luz sobre esta cuestión, es necesario en primer lugar valorar la evolución experimentada por el sector desde la crisis financiera iniciada en 2008. La crisis de entonces, con la quiebra de Lehman Brothers y el consiguiente contagio en los mercados de todo el mundo, en España comenzó un proceso de consolidación en el sector bancario que culminó con la fusión de numerosas pequeñas entidades en otras de mayor tamaño, que aseguraban la viabilidad del negocio bancario y la estabilidad del sistema financiero.
Pero esto no fue un caso aislado en España, sino una tendencia por toda Europa. Como explica un artículo de Funcas, “fueron muchas las entidades en toda Europa que procedieron a absorber a otras cuya viabilidad tras los estragos de aquella crisis se veía comprometida”. A ello se suman los problemas de exceso de oferta que registraba el sector bancario, lo que, según la misma fuente, explica por qué se ha ido “dando paso a un sector bancario europeo con menos entidades”.
De hecho, los últimos datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), muestran cómo, desde 2009, un año después de la quiebra de Lehman Brothers, comenzó el proceso de consolidación bancaria por toda la Unión Europea, evidenciando una tendencia común a la eurozona.
Gráfico 1. Número total de instituciones de crédito en la Unión Europea
Fuente: EBA
Sí es cierto que este proceso fue especialmente intenso en nuestro país, a un nivel similar del que tuvo lugar en Francia, y ambos por encima de la media de la eurozona en cuanto a reducción del número de entidades de crédito (un 43% entre 2008 y 2016), como refleja el Banco de España en su Revista de Estabilidad Financiera Número 34.
Gráfico 2. Evolución del número de entidades de crédito. Variación acumulada de 2008 a 2016
Fuente: Banco de España
Este proceso de consolidación tiene que ver, además, con un ajuste de capacidad, en línea con lo que desde el FMI se viene reclamando para diversos países europeos, poniendo como ejemplo el caso español, o en línea con la propia orientación de la Unión Bancaria, de cara a entidades con mayor presencia a nivel europeo.
Desde esta perspectiva europea, si atendemos a la comparativa entre los distintos Estados de la eurozona, los datos del BCE sobre las cuotas de activos totales de las cinco mayores entidades de crédito de cada país (gráfico 3) reflejan que España, próxima al 70%, se sitúa por detrás de países como Bélgica, Portugal o Grecia, donde, por ejemplo, más del 90% de los activos están en manos de las cinco principales entidades helenas.
Gráfico 3. Indicadores estructurales financieros. Cuotas de las cinco mayores entidades de crédito en activos totales, por país
Fuente: Banco Central Europeo
Además, si extendemos la comparación a nivel internacional, los últimos datos de Bankscope sobre el porcentaje total de activos en manos de las tres principales entidades de cada país, como refleja el gráfico 4, España se sitúa en la 18º posición, por detrás de países como Grecia, Suecia, Holanda, Alemania o Irlanda.
Gráfico 4. Concentración bancaria: porcentaje de activos bancarios en manos de los tres primeros bancos, 2021 – Clasificación por países
Fuente: Bankscope
A estos datos debe sumarse el Índice de Herfindahl (IHH), que mide el grado de concentración bancaria considerando los activos. Según este medidor, por debajo de 1.500 un mercado es competitivo, entre 1.500 y 2.500 se entra en zona peligrosa, y cuando supera los 2.500, se considera un mercado muy concentrado, con entidades dominadoras que pueden perjudicar a la clientela. En el caso español, el IHH se encuentra en 1.327, lo que refleja que el sector bancario español es competitivo, por debajo de países como Grecia, Holanda, Croacia, Chipre o Finlandia, según los últimos datos disponibles del BCE.
Gráfico 5. Índice Herfindahl para entidades de crédito (por total de activos)
Fuente: Banco Central Europeo
Prueba de ello es son datos como la oferta competitiva de créditos de los bancos españoles, tanto a empresas como a familias, de forma que en los últimos veinte años, en España los tipos medios para las hipotecas han estado 0,75 puntos por debajo de la eurozona y, aun en fechas recientes marcadas por las subidas de tipos del BCE, el nuestro sigue siendo el cuarto país con menores tipos de interés medios para las hipotecas (3,09%) de la zona euro (4,2%). Esta competencia se extiende también a la remuneración del ahorro, donde a pesar del condicionante que supone el exceso de liquidez para la remuneración de depósitos, no hay una limitación por falta de competencia, sino que esta es clara en la diversidad de alternativas para el ahorro.
Por último, y como defiende el director adjunto de investigación de IVIE, Joaquín Maudos, “el aumento de la concentración no implica necesariamente una reducción de la competencia, sobre todo teniendo en cuenta el avance hacia la unión bancaria europea”. Y a este respecto, el BCE señala, además, que “la consolidación puede ayudar a los bancos de la zona del euro a lograr economías de escala, ser más eficientes y mejorar su capacidad para afrontar nuevos retos como la digitalización”, lo cual es fundamental en el contexto actual.
En conclusión, si bien la reestructuración del sector bancario español que comenzó con la crisis económica de 2008 ha reducido el número de entidades, lo cierto es que los datos indican que la necesaria consolidación del sector, dirigida a reforzar la protección de los clientes, no impide la oportuna competencia entre entidades, en favor de sus opciones de ahorro e inversión.
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