La Comisión Europea y el Banco Central Europeo publicaron a principios de junio el informe de seguimiento al sector financiero español que realizan bianualmente junto con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en el que tratan el tema de los activos del sector bancario.
El Informe de Primavera 2021 afirma que “las medidas de apoyo para los deudores sumadas a los programas de avales públicos han evitado un empeoramiento de los activos del sector bancario” hasta la fecha. Según los últimos datos del BCE, el ratio de solvencia a nivel del sistema bancario aumentó hasta el 16,3% a finales de septiembre de 2020, frente al 15,7% de finales de 2019. Los bancos españoles han podido aumentar su posición de capital en parte debido al impacto positivo del sistema de garantía pública en sus activos ponderados por riesgo. Además, la capitalización ha mejorado también debido a la recomendación de supervisión de la restricción de reparto de dividendos.
Debido al impacto positivo de estas medidas, los bancos no han utilizado hasta ahora la flexibilidad prudencial concedida por los supervisores en relación con los colchones de capital. Sin embargo, el informe continúa advirtiendo que los bancos españoles siguen teniendo los ratios de capital más bajos de la Unión Europea. Esto, sumado a la posibilidad de deterioro de los activos del sector bancario en el momento en el que las medidas de apoyo ya no estén disponibles, justificaría la necesidad de una supervisión estrecha por parte de las entidades.
Pero, ¿qué contienen los activos del sector bancario?
Los elementos principales que se contabilizan en los activos del balance del sector bancario son, dinero en efectivo, títulos de deuda pública e intereses obtenidos por préstamos como hipotecas, créditos y préstamos interbancarios. En este sentido, a diferencia de una empresa no financiera, el volumen de la actividad de una entidad financiera está recogido en el balance, tanto en el activo (inversión crediticia) como en el pasivo (depósitos u otros instrumentos de financiación como por ejemplo emisiones de bonos). Es decir, la actividad de una institución financiera encuentra su balance en la variación en el volumen de inversión crediticia (activo), comparado con la variación de los depósitos captados de clientes (pasivos). Estas dos últimas partidas tendrán un peso relevante en un banco comercial, ya que su modelo de negocio se centra en la captación de depósitos u otros instrumentos de financiación para inversión crediticia a través de por ejemplo concesión de préstamos, hipotecas, etc.
Como se ha detallado en anteriores Fact checks, en el último año el gobierno español ha aumentado más los créditos a las empresas que a las familias como medida para mitigar el impacto de la crisis –más de 500 empresas declararon encontrarse en situación de insolvencia en el último año -. En concreto, al BCE le preocupa que las ayudas económicas destinadas a estas empresas no sean suficientes para revertir la situación de insolvencia, creando las conocidas “empresas fantasma” e impactando negativamente en el tejido empresarial y en la economía nacional.
La Comisión Europea y el Banco Central Europeo concluyen en su informe que a pesar del coste fiscal global, las políticas gubernamentales han mitigado el impacto a corto plazo de la pandemia y las secuelas permanentes que habrían socavado la sostenibilidad de la economía a largo plazo. Gracias a estas medidas adoptadas por el gobierno y a la actuación del sector bancario, se ha evitado un empeoramiento de los activos del sector bancario. Sin embargo, las instituciones europeas advierten del riesgo de un importante deterioro de la calidad de los mismos cuando se retiren las medidas de apoyo adoptadas por las autoridades españolas para mitigar el impacto de la crisis por el Covid-19.
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