Noticias :
Tasa Tobin, el impuesto a las entidades que terminará pagando (de nuevo) el cliente
La tasa Tobin asestará un grave rejonazo a BME y a las gestoras
La duda aquí es quién pagará la tasa Tobin. ¿Serán los bancos, los fondos de inversión de tamaño mediano o pequeño o los clientes? Decir que este nuevo impuesto será pagado por el sector financiero y no afectará al conjunto de la actividad económica posee matices a aclarar.
Empecemos por el principio. Este nuevo impuesto gravará con un 0,2% las operaciones de compra de acciones españolas ejecutadas por operadores del sector financiero, siempre que estén admitidas a negociación en un mercado regulado y que el valor de capitalización bursátil de la sociedad sea superior a 1.000 millones de euros.
Es decir, en teoría este impuesto no debería afectar al inversor particular porque quien lo abona es el intermediario financiero que ejecuta la orden de compra. En la práctica, si miramos a Francia, país que aplica este gravamen del 0,3% desde 2012, su Tribunal de Cuentas demuestra que los más perjudicados por este impuesto han sido los clientes.
En un informe de 2017, el organismo fiscalizador francés señala que la implantación de este impuesto por parte del Ejecutivo de Nicolás Sarkozy no ha supuesto una carga para el sector financiero.
Literalmente apunta que “el impuesto lo liquida y paga el prestatario del servicio financiero que efectúa la transacción y que legalmente es responsable del impuesto. Pero estos prestatarios repercuten tal coste sobre los clientes en la tarifa de las transacciones”.
Además, según el Tribunal, el Gobierno galo no ha conseguido ninguno de sus tres objetivos con esta tasa: ni hacer que el sector financiero contribuya a la recuperación de las finanzas públicas, ni regular las actividades más especulativas ni tampoco iniciar un movimiento de adhesión de otros Estados al proyecto comunitario.
La tasa Tobin, añade este informe, no ha conseguido su objetivo de hacer desaparecer las operaciones “nocivas”, únicamente ha conseguido desplazarlas a otros países.
Con este precedente y también con el de Suecia, que instauró este tributo en 1984 y tuvo que eliminarlo en 1991 tras perder parte de su mercado y padecer la caída de acciones de las empresas cotizadas en su territorio, el único mecanismo para no generar una deslocalización de inversiones es una implementación conjunta de ese impuesto sobre las transacciones financieras en los países de la eurozona. Una respuesta coordinada que, hasta ahora, los Estados no han sido capaces de consensuar. Hagamos un repaso de por qué casi una década después de la propuesta europea original para crear este impuesto, este no se ha consensuado en la eurozona:
– En septiembre de 2011, la Comisión Europea aprobó un proyecto de directiva con el fin de establecer un impuesto sobre la mayoría de las transacciones financieras realizadas en la Unión Europea. La iniciativa nació con el rechazo explícito de Londres.En 2012, 11 países de la Unión Europea -liderados por Alemania y Francia- acordaron la creación de esta tasa con el objetivo de frenar la especulación.
– En febrero de 2013, la Comisión Europea fijó las modalidades de esta cooperación reforzada. Entonces, se calculó que este impuesto generaría unos ingresos anuales de 30.000 a 35.000 millones de euros en los 11 estados miembros.
– En febrero de 2017, los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro decidieron aparcar la creación de esa tasa Tobin hasta verificar el impacto del Brexit y de las elecciones generales que ese año se celebraban en Alemania y Francia.
– Cuando el proyecto se retomó en 2019, España bloqueó la implantación de una tasa Tobin europea porque consideraba que el reparto de fondos era desigual y le perjudicaba. El reparto del dinero recaudado entre los socios se iba a hacer en función de su PIB pero garantizando un mínimo de 20 millones de euros para los países más pequeños. Según estimaciones realizadas por Euractiv -una plataforma digital cofinanciada por la
– Comisión Europea con presencia en 12 capitales europeas-, los ingresos de España si aceptaba este modelo serían 406 millones frente a los 498 millones que recauda aplicando Tobin únicamente en su suelo.
En cualquier caso, de esa estimación inicial en la recaudación -con ingresos estimados por la Comisión Europea de 30.000-35.000 millones al año- se ha pasado bajo esta nueva fórmula a aspirar a recaudar apenas una décima parte: 3.500 millones.
Por lo que es engañoso afirmar que los clientes no se verán afectados por la aplicación en España de esta tasa Tobin o que efectivamente lo pagará el sistema financiero.
Esperamos que esta información te haya resultado útil, si quieres leer nuestros fact checks anteriores haz click aquí. Será un placer contar contigo como seguidor y que nos ayudes a difundir nuestras aportaciones cuando consideres que ayudan a mejorar el debate económico en @ORFIN_es y en info@orfin.es Gracias.