El pasado viernes, 28 de abril, el Gobierno de España remitió a la Comisión Europea el Programa de Estabilidad 2023-2026 y, durante las últimas semanas, se han publicado nuevas previsiones macroeconómicas para España, emitidas por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) o el Banco de España. Por ello, el equipo de fact check del ORFIN quiere analizar el posible impacto de la coyuntura económica actual en el cuadro macroeconómico español.
La previsión de crecimiento del PIB de 2023 del FMI aumenta desde el 1,1% hasta el 1,5%, tres décimas por encima de las previsiones del ORFIN, pero caen las de 2024 y 2025 desde el 2,4% hasta el 2%, y el organismo prevé una ralentización progresiva en los años siguientes, hasta llegar a una tasa ligeramente menor al 1,6% en 2028. Por su parte, las previsiones de la OCDE apuntan a un crecimiento del 1,7% este año, al igual que en 2024, aunque alertan de que pasamos por una “recuperación frágil”, afectada por incertidumbres como las recientes tensiones en el mercado financiero, ante las cuales recomienda seguir aumentando los tipos de interés.
La Organización señala también, en sus previsiones económicas para el G-20, que el crecimiento global cerró en 2022 en un 3,2%, por debajo de sus expectativas, debido a, entre otras razones, la invasión rusa de Ucrania y sus efectos adversos sobre la economía, desde el aumento de la inflación, los efectos de segunda ronda de la pandemia o el freno en el crecimiento chino. Así las cosas, la OCDE prevé que el PIB mundial crecerá en 2023 un 2,6% y el de la eurozona, un 0,8%, la mitad que el español. De hecho, España destaca como la economía con mayor previsión de crecimiento en este período de la zona euro.
Por su parte, el Banco de España mejora su previsión de crecimiento de la economía española para 2023 desde el 1,3% hasta el 1,6%. Para 2024 contemplan un crecimiento del 2,3%, y para 2025, del 2,1%, desde un 2,7% en 2024 de la previsión anterior y manteniendo la previsión de 2025. El supervisor destaca un avance más intenso dada cierta corrección de datos de 2022, pues se han revisado al alza el tercer y cuarto trimestre del año pasado –con un efecto arrastre positivo en la tasa media anual de 2023, cuyo primer trimestre ha tenido un crecimiento del 0,5% intertrimestral– y a la baja la inflación en 2023, debido a una menor contribución del componente energético, a pesar de prever un aumento en el precio de los alimentos y, con ello, de la inflación subyacente. A ello se suman los últimos datos del Gobierno de España sobre las exportaciones, que apuntan a un aumento del 2,7% en 2022, lo cual tendrá un efecto positivo sobre la inversión y el empleo.
En definitiva, las previsiones se mantienen estables para 2023, pero caen de cara a los dos próximos años, 2024 y 2025. ¿A qué se debe esta revisión a la baja?
La OCDE destaca en su informe la incertidumbre sobre la guerra de Ucrania y la inflación. Respecto al actual año, el texto señala, además, mejoras en la confianza de los consumidores, como se puede apreciar en el Gráfico 1, y un mayor número de empresas que aumentan su producción frente a las que reportan caídas.
Gráfico 1: Confianza de los consumidores. Media a largo plazo = 100.
Fuente: OCDE
En la misma línea se pronuncia el Banco de España, que señala como incertidumbres la guerra de Ucrania y la apertura del mercado chino, así como la traslación de la moderación de los precios energéticos a los bienes finales y las tensiones financieras globales. Por su parte, el FMI apunta también hacia el impacto de la inestabilidad de los mercados financieros en el crecimiento de la economía o la elevada deuda pública en un contexto de normalización de la política monetaria. En este sentido, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva prevé que la deuda pública caiga hasta el 108% del PIB en 2025, aumentando posteriormente hasta un 109% en 2028. El Gobierno de España, en el Programa de Estabilidad 2023-2026, prevé que “la deuda mantendrá su senda de reducción tras la disminución de cinco puntos el pasado año para absorber cuanto antes el impacto de la pandemia, hasta situarse por debajo del 110% en 2024, un año antes de lo previsto”.
Por tanto, la economía española tiene unas previsiones más alentadoras para 2023, acompañadas de peores previsiones para los siguientes períodos. Esto ocurre por la confluencia de factores negativos, como la incertidumbre alrededor de la guerra de Ucrania y las tensiones financieras globales, y otros positivos, como la mayor confianza de los consumidores, la apertura global del mercado chino y los menores precios de la energía.
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