Las diversas medidas adoptadas para dar respuesta a la crisis sanitaria han detenido la actividad económica de las empresas europeas, impactando especialmente en las PYMES que, como explicamos en uno de nuestros anteriores fact checks, conforman la mayor parte del entramado productivo de la zona Euro. El prolongamiento de la pandemia y, en consecuencia, el parón económico provocado por la tercera ola ha promovido la revisión de las medidas económicas adoptadas a partir del mes de marzo de 2020 por parte de los Gobiernos.
En este sentido, para poder alcanzar el crecimiento del 5,1% previsto por el FMI para 2021 será necesario reactivar la demanda, salvaguardar el tejido productivo de manera adecuada y retomar la actividad económica pre-pandemia. En la zona Euro, el Banco Central Europeo reaccionó en marzo con fuertes políticas monetarias, provocando que los gobiernos europeos adoptaran diferentes medidas fiscales.
Durante las últimas semanas, se ha producido un aluvión de información en relación con las ayudas directas e indirectas definidas en el nuevo plan de ayudas que anunció el Gobierno de 11.000 millones €.
¿Cuál es la diferencia entre una ayudas directas e indirectas y qué medidas conlleva cada una de ellas?
Las ayudas directas que otorga el Estado a las empresas son ayudas a fondo perdido, como por ejemplo una subvención o una condonación de impuestos, mientras que las ayudas indirectas son aquellas donde una o varias empresas pueden ser beneficiadas por la acción pública sin ser necesariamente los beneficiarios directos.
Para entender mejor esta distinción, se han agrupado a continuación las medidas ejecutadas por los gobiernos de la zona euro en tres grandes categorías:
- Impulso fiscal inmediato: aquellas medidas que se traducen en un gasto público adicional inyectando liquidez a fondo perdido para familias y empresas (ej: aumento de recursos médicos, liquidez para soportar gastos fijos, etc.) e ingresos no percibidos (ej: cancelación de ciertos impuestos y contribuciones a la seguridad social). Este tipo de medidas conducen inmediatamente a un deterioro del saldo presupuestario (mayor déficit presupuestario) y una mayor deuda pública.
- Aplazamientos: varios países han decidido aplazar determinados pagos, incluidos impuestos y cotizaciones a la seguridad social, que en principio deberían abonarse más tarde. Estas medidas mejoran las posiciones de liquidez de personas y empresas, pero no cancelan sus obligaciones. Algunos países también han diferido el servicio de préstamos o el pago de facturas de servicios públicos como herramientas importantes para mejorar las posiciones de liquidez de los individuos o empresas afectadas. En este caso, el saldo presupuestario se deteriorara en 2020 debido a las menores ganancias y los consiguientes impuestos, pero mejorará a medida que se van pagando dichos aplazamientos.
- Otras provisiones y garantías de liquidez: aquellas medidas que incluyen garantías de exportación, asistencia de liquidez y líneas de crédito a través de los bancos nacionales de desarrollo. Algunas de estas medidas mejoran la posición de liquidez del sector privado, pero a diferencia de los aplazamientos de carácter automático y que se aplican a los grupos destinatarios, las líneas de crédito requieren la acción de las empresas afectadas. Las líneas de crédito y las garantías podrían no debilitar el equilibrio presupuestario en 2020, pero crearán pasivos contingentes que podrían convertirse en gastos reales más adelante.
¿Qué volumen de ayudas han concedido los diferentes países?
En base a la clasificación presentada, se muestra el volumen de ayudas concedidas por los gobiernos de la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos frente al PIB del 2019 para cada uno de los países:
Según la tabla, las medidas adoptadas por el Gobierno español se centraron especialmente en medidas indirectas a través de provisiones y garantías de liquidez, como los créditos ICO suponiendo un total de un 12,2% del PIB de 2019. Además, el Gobierno impulsó medidas de carácter fiscal inmediato como la implantación de la política de los ERTE o la dotación de inversión pública en sanidad entre otras, ascendiendo a un total de 4,3% del PIB 2019.
Sin embargo, el plan de política económica diseñado en marzo del año pasado planteaba una previsión de una crisis sanitaria transitoria y que duraría pocos meses con una recuperación rápida. Aunque las vacunas permiten a las empresas ver la luz al final del túnel, han tenido caídas de ingresos que en muchos casos superan el 50%, y tardarán muchos meses en volver a sus niveles de actividad previos a la pandemia.
En conclusión, el tejido empresarial necesita ayudas directas que alivien sus pérdidas hasta que sus ventas se recuperen gradualmente.
En el siguiente enlace puedes ver nuestro #ForoORFIN sobre «El futuro de las ayudas a económicas a empresas y autónomos en España» con la participación del presidente de CEPYME Gerardo Cuerva, Daniel Lacalle, Santiago Carbó y Laura Marcos.
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