¿Es suficiente la inversión pública para alcanzar los objetivos de la COP26?

  • 15 noviembre 2021
  • Falso

¿Qué es la COP26?

COP es el acrónimo de Conference of the Parties (Conferencia de las Partes en inglés), las firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un tratado acordado en 1994 por 197 agentes (196 países y la UE). En el marco de esta convención se celebran todos los años conferencias anuales y la que tuvo lugar durante las dos primeras semanas de noviembre de este año fue la edición número 26, por ello se la conoce como COP26.

La discusión oficial en una COP se realiza dentro de una zona especialmente designada, donde los delegados se reúnen para negociaciones formales y consultas más informales. En esta ocasión, las reuniones de la COP26 se han realizado en Glasgow, Escocia, y han sido especialmente controvertidas debido al excesivo uso del transporte privado contaminante por parte de los representantes, así como a las imágenes de representantes que mostraban cierto desinterés durante las negociaciones.

Además, estas reuniones han llegado en un momento crítico en el que la sociedad exige compromisos y soluciones más contundentes ante la amenaza del cambio climático y el calentamiento global. Tras un verano en el que hemos sido testigos de inundaciones catastróficas en Bélgica y Alemania y donde el precio de la electricidad ha puesto en relieve la necesidad de transición hacia las energías renovables, la cumbre de la COP26 se presentaba como punto de inflexión y ha sido vista por muchos como el mayor evento climático desde el Acuerdo de París de 2015.

La captación de fondos es vital para conseguir los objetivos climáticos, ¿pero qué nivel de financiación es necesaria y de qué tipo?

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha calculado que limitar el calentamiento global a 1,5ºC necesitará una inversión media de entre 1,6 y 3,8 billones (millones de millones) de dólares estadounidenses al año entre 2020 y 2050. Sin embargo, de acuerdo con el informe realizado por Climate Action Tracker, los flujos de financiación del clima tendrán que alcanzar al menos 5 billones de dólares al año para 2030 y mantener este nivel hasta 2050. Este nivel de financiación deberá provenir tanto del sector público como del privado.

De esta manera, el total de los flujos mundiales dedicados a financiar la lucha contra el cambio climático durante el año 2020 muestra una cifra considerablemente inferior: 640 mil millones de dólares, con un incremento medio de 33,6 mil millones de dólares al año durante los últimos cinco años. Esto significa que la cifra actual se debería multiplicar casi por ocho para lograr el objetivo de cinco billones, cuyo crecimiento medio anual entre 2020 y 2030 se tendría que situar en 436 mil millones de dólares. En otras palabras, el crecimiento medio actual debería multiplicarse por 13 para lograr dicho objetivo. Como consecuencia de dichas cifras, existe una importante brecha entre las necesidades de financiación para el clima y la inversión realmente efectuada.  

Este es uno de los motivos por los que se afirma que el aumento de la inversión es inviable que proceda únicamente del sector público, requiriéndose una participación activa del sector privado. De hecho, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 17 pone de relieve la necesidad de crear alianzas para lograr los objetivos. De este modo, para que un programa de desarrollo se cumpla satisfactoriamente, es necesario establecer asociaciones inclusivas sobre principios y valores, así como sobre una visión y unos objetivos compartidos que se centren primero en las personas y el planeta.

Financiación pública y privada

El incremento de la financiación pública es importante con el fin de garantizar una transición rápida hacia sociedades sostenibles y resilientes, sobre todo en los ámbitos en los que la financiación privada no es adecuada ni suficiente, como los servicios públicos y las infraestructuras (por ejemplo, redes de transporte y energía), investigación, desarrollo y despliegue de nuevas tecnologías y la protección de los ecosistemas. Las finanzas públicas también desempeñan un papel fundamental en el apoyo, la creación y la configuración de mercados y a la hora de catalizar la inversión privada en nuevas tecnologías y regiones. Por último, la financiación pública es vital para garantizar resultados equitativos y una transición justa, que los mercados por sí solos no tienden a garantizar. Los flujos de financiación pública mostraron un nivel de 300 mil millones de dólares durante el año 2020, con un crecimiento medio de 19 mil millones de dólares al año en los últimos cinco años. Es necesario que el estado tome un papel proactivo para facilitar la transición, a través de la creación de regulación, como está haciendo el Banco Central Europeo, y con garantías y avales para la financiación privada, como está haciendo el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Cabe destacar la necesidad de informar a la sociedad de que dicha financiación se trata de una inversión y no de un gasto. De esta manera, los resultados se verán en el medio o largo plazo a través de economías más sostenibles, inclusivas y eficientes. Además, todas estas inversiones gestionarán un gran número de empleos de calidad, así como el desarrollo de tecnologías aplicables a otros ámbitos. No obstante, es cierto que nos encontramos en un momento histórico con economías debilitadas, a las que les supone un desafío afrontar los gastos iniciales de dicha inversión.

En cuanto a la inversión privada, el nivel de financiación dedicada al clima durante el año 2020 procedentes de instituciones financieras, inversores institucionales, empresas y hogares ascendió a 340 mil millones de dólares. Si lo comparamos con la financiación pública, nos damos cuenta de que la financiación privada representa tan solo un 13% más. Este nivel es realmente sorprendente, teniendo en cuenta que el sector privado constituye la mayor parte de la economía mundial. Es necesaria la reactivación de estos agentes económicos para alcanzar los objetivos fijados por la COP26. 

Por último, cabe destacar que los países han incrementado sus ambiciones y objetivos para lograr la meta del 1,5ºC. El siguiente mapa muestra los países que han establecido nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) en un rango de verde (positivo) a rojo (negativo). Cabe destacar que los NDC son reducciones previstas de las emisiones de gases de efecto invernadero en virtud de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Para lograr estas reducciones, será indispensable el mencionado aumento de financiación público-privada.

Imagen 1: Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). Fuente: Climate Action Tracker.