El resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos del 3 de noviembre será de gran importancia para el futuro económico del país, dado que la combinación de políticas que adopte la próxima administración deberá hacer frente a cuestiones tan importantes como la gestión de los efectos de la pandemia o las relaciones comerciales con China.
Las encuestas señalan una cierta ventaja de Joe Biden pero en el sistema electoral norteamericano juegan una importancia decisiva los colegios electorales estatales, y hasta el final puede darse la vuelta el sentido del voto en algunos Estados y cambiar el resultado final. Esto ha ocurrido recientemente con Ohio y hay estados con potencial para cambiar el resultado general, como Iowa o Florida, donde las encuestas muestran resultados muy cercanos entre ambos candidatos. Se debe considerar, además, que las encuestas pueden infraestimar la intención de voto hacia Donald Trump, como ocurrió en 2016. La última nota de incertidumbre la pone este año el voto por correo, cuyas solicitudes han aumentado más de un 200% respecto a 2016.
Hay que recordar que el 3 de noviembre también se eligen los miembros de la Cámara de Representantes y un tercio de los miembros del Senado. Actualmente la Cámara de Representantes está dominada por el partido demócrata y el Senado por el republicano (por un pequeño margen). En caso de que resultara elegido finalmente como presidente Donald Trump, un eventual dominio de las Cámaras por parte del partido demócrata podría bloquear sus iniciativas.
Por eso, es interesante analizar los principales puntos de ambas agendas, la demócrata y la republicana, cuyas propuestas económicas divergen en algunos aspectos de forma significativa para el futuro de Estados Unidos.
Los principales temas en discusión son las relaciones comerciales (especialmente con China), los planes para reactivar la economía y paliar los efectos de la pandemia y, vinculado a ello, las propuestas impositivas.
Las relaciones Estados Unidos-China son parte importante de la agenda republicana. Aunque a principios de 2020 parecía que las tensiones se podrían relajar al empezar a cumplirse los compromisos de compras de la “fase uno” de su acuerdo, posteriormente el clima entre ambos países ha empeorado. Una de las razones ha sido la demanda de que Bytedance vendiera la app TikTok a una empresa americana, llegando a un acuerdo con Oracle y Walmart, aunque las controversias continúan. Otra razón se encuentra en las prohibiciones que se han establecido sobre Huawei, que han ido aumentando hasta la reciente restricción a acceder a inputs fabricados en Estados Unidos.
Por su parte, aunque a lo largo de la campaña la postura demócrata respecto a China parece haberse endurecido en línea con la opinión del electorado, Joe Biden ha señalado en diversas ocasiones su preferencia por los acuerdos multilaterales y hacer alianzas con otros países, lo cual ayudaría a reducir el foco de riesgo respecto a la confrontación con China. Adicionalmente, se proponen endurecer las reglas para desincentivar que las empresas se trasladen fuera del país.
Ante la evidencia de que la economía se hundía en recesión debido a las medidas de cierre temporal de empresas, el Congreso y la Reserva Federal pusieron en marcha medidas de estímulo fiscal y monetario por valor de alrededor de tres billones de dólares (principalmente la CARES Act). Sin embargo, los temores de que la recesión perdure, y que ahonde la situación de desigualdad social, hará que siga siendo un tema crucial en los debates hasta las elecciones y en la agenda del próximo gobierno. Los temas prioritarios serán el apoyo al empleo y a las pequeñas empresas, deuda privada, reforma sanitaria e impuestos. Hasta ahora, las iniciativas presentadas por los republicanos en el Congreso se han centrado más en ayudas a las empresas, mientras que los demócratas han priorizado las ayudas a desempleados. En esta cuestión, obviamente es fundamental cual es la mayoría que se obtiene en el Congreso, a parte de la elección presidencial.
Otro tema crucial son los planes impositivos. El presidente Trump impulsó en 2017 un importante recorte impositivo para las empresas de carácter permanente y recortes temporales en impuestos personales que terminan en 2025. Aunque estos eran generalizados, principalmente favorecían a las rentas más altas y a los inversores. La propuesta impositiva de Joe Biden contempla la dirección opuesta; por un lado, elevar los impuestos a las rentas más altas y, por otro, sujetar a las ganancias de capital a una tasación similar a la renta ordinaria.
Hay otras cuestiones importantes que también dividen a los candidatos, como qué hacer con la deuda estudiantil acumulada (que alcanza los 1,5 billones de dólares y afecta a 45 millones de americanos), como abordar el problema de la vivienda (con el problema de impagos de alquileres y posibles desalojos de inquilinos). No se puede olvidar la deficiente situación del sistema sanitario (con un gasto sanitario per cápita de 11.000 dólares, el mayor del mundo, según la OCDE, casi el doble que el alemán, de 6.600 dólares per cápita), donde la postura de Donald Trump es volver a su propuesta de 2017 mientras que Joe Biden es avanzar la reforma.
Por último, la cuestión del cambio climático también se sitúa entre los puntos de desencuentro, con Donald Trump fiel a su postura de situarse fuera de los Acuerdos de París y con Joe Biden vinculando el objetivo de frenar el mismo con propuestas de creación de empleo.
Como se ve, en estas cuestiones clave, las ideas republicana y demócrata son muy diferentes. Los debates hasta la fecha electoral pueden ayudar a definir sus propuestas y, sobre todo, decantar el sentido del voto a uno u otro lado.
Nieves García Santos
Miembro del Consejo asesor del ORFIN